sábado, 18 de diciembre de 2010

En la capi :)

Y llegamos a Beijing. Como anécdota, que sepáis que si algún día vais a China no sólo deberéis llevar el nombre y la dirección del hotel en chino, sino que además es muy aconsejable que busquéis su ubicación por Internet antes. Más que nada porque nos costó una hora de reloj (y a mí, un ataque de nervios) que la señorita de información del aeropuerto localizara nuestro hotel (que, por cierto, estaba a 5 minutos de la Ciudad Prohibida, esto es, en el mismísimo centro). Y aún así, sólo nos dijo en qué parada de metro bajarnos, porque no lo llegó a encontrar del todo…

Esta es por rellenar, y porque aún no teníamos ninguna foto con el avión :)

La primera noche aprovechamos para ir a cenar al mercado nocturno. Los puestos súper limpios, la gente uniformada. Daba cosilla por lo aséptico, como si perdiera sustancia. Bueno, y también daba cosilla porque vendían estrellas de mar, serpientes, gusanos de seda, escorpiones, penes de cordero, caballitos de mar… Jorge estuvo probando por aquí y por allá, ahora una brocheta de serpiente, ahora unos gusanos de seda… yo me dediqué a las brochetas de ternera y a hacerle las fotos, así, si algún día me dice que no le gusta lo que he preparado de comer, le sacaré las fotos: “Si fuiste capaz de comerte esto…”


Aquí con los gusanos de seda...

...y aquí con la brocheta de serpiente

Ah, y os cuelgo un vídeo para que veáis que conforme vas andando te van hablando, diciéndote lo que venden. Y sí, el último nos ofrecía testículos...


Hablando de comida, se nos había olvidado contaros un detalle súper importante: ¡¡llevamos dos semanas comiendo con palillos!! Y, sorprendentemente, ¡¡se nos da de lujo!! El primer día, no, hay que reconocerlo, no hacíamos más que mirar a nuestro alrededor para ver cómo lo hacían los nativos, pero le cogimos el ritmillo rápido y al día siguiente pim, pam, pim, pam… Ni un grano de arroz, ni un tallarín, nada quedó en el plato :D El arroz es fácil, como lo hacen pasadico y luego no lo lavan ni ná, coges mazacotes gordos, y a la boca. Los tallarines, más fácil aún, agachas la cabeza hasta casi tocar el plato, coges un montón, te lo llevas a la boca, y empiezas a sorber hasta que no te caben más (se puede hacer toooodo el ruido que quieras), muerdes y dejas que el resto caiga otra vez en el plato. ¡Es genial, no hay normas! Eso sí, depende mucho de los palillos que te pongan, cuanto más cutres, mejor, así no resbalan, porque en un restaurante nos pusieron unos palillos finolis, muy monos pero muy pulidos, y no hubo forma…

Al día siguiente nos fuimos a ver la Ciudad Prohibida y la plaza de Tiananmen. A unos 10 ó 12 grados bajo cero, y con algún ratico de aire. Jodo. Hay que reconocer que son impresionantes, pero sólo para la Ciudad Prohibida ya se necesitaban unas cuatro horas, así que con ese frío no lo pudimos ver entero. Una lástima, de verdad, porque con buen tiempo se tiene que disfrutar mucho, pero es lo que tiene venir en pleno diciembre… Además, cogimos unas audioguías en español (sí, sí, en español, habéis leído bien) por cuatro eurillos que nos iban explicando cada edificio, con sus anécdotas y demás. Por ejemplo, en uno de los salones se estuvieron haciendo durante 1300 años, hasta comienzos del siglo XX, los exámenes reales para optar a un puesto de funcionario. Vamos, las oposiciones de toda la vida, pero que aquí las estuvieron haciendo desde el s. VII. Curiosidades. 

Al fondo, el de las cervezas (Mahou, ¿no?) jejeje...

Uno de los palacios de la Ciudad Prohibida. Por cierto, impresionante el cielo azul de Beijing, ¿verdad?

No me he podido resistir: una de las concubinas del Emperador, ¡qué fea era la cabrona!

 De Tiananmen tampoco mucho que contar, una plaza muy grande, muy bonita y muy fría. Se puede ver el cuerpo de Mao, no hay que pagar entrada. Cuando fuimos nosotros ya era tarde, pero aún así no sé si hubiéramos entrado a verlo, porque saber que él quería ser incinerado y que lo están mostrando al público me llega al alma...

Ah, también se nos había olvidado contaros que aquí nos sentimos como los famosos. Más que nada porque los chinos nos piden que nos hagamos fotos con ellos. En Tiananmen, en la Ciudad Prohibida, en la Gran Muralla… Qué majicos, les sorprende ver occidentales. Y es que casi, casi hasta a nosotros nos sorprende, nos pegamos días enteros sin ver a ninguno, y eso que vamos por zonas turísticas… Al final incluso nosotros tenemos fotos con los chinos, para que veáis que no os mentimos :)



Con un chinito en Tiananmen

Toda la plaza está llena de soldados, pero aproveché que este no me veía, jijiji

Lo prometido es deuda. Esther, esta va por ti.

Jorge me hacía la foto y ellas miraban, pero ojo al detalle de lo que llevan en los pies

Esta en grande por si no lo apreciabais bien, jajaja, qué pinticas


Por cierto, que Beijing es una ciudad súper moderna, con McDonald's y Starbucks en cada esquina, centros comerciales por todos lados y con bastante espíritu navideño, cosa que nos sorprendió bastante, la verdad...
Es tan moderna que también sale humo del suelo, como en las mejores pelis de Nueva York

¿Me creéis con lo del espíritu navideño?


Una de las especialidades culinarias aquí es el pato estilo Pekín, así que una noche nos fuimos a cenar a un restaurante especializado en pato. Impresionante, nunca había visto un restaurante tan grande. Ocupaba varias plantas del mismo edificio, y dentro de cada planta, varios salones de varios cientos de metros (valga la redundancia). Pedimos medio pato y unos rollitos de primavera (¡aún no los habíamos probado aquí!), y el cocinero nos sacó el pato a la mesa, lo partió en dos, e hizo lonchitas con la chicha. Mmm… Qué rico, con su grasita, su salsita… Así que cuando nos lo acabamos, pedimos otro medio :) y pasó lo que tenía que pasar: nos empachamos. Pero valió la pena, porque estaba buenísimo. Además, necesitábamos energía para andar los 25 minutos que teníamos hasta el hotel, y más a las temperaturas a las que estábamos. Ahora que lo pienso, igual fue eso, y no el pato, lo que nos sentó mal…

Con guantes y mascarilla, como los buenos cirujanos (y como los malos...)

Había que untar el pato con la salsa que tengo delante y hacerme un burrito con ese pan finito.Mmm...

 Y por cierto, que volviendo de la cena nos encontramos con esto:
¡¡TOMA YA!! ¡Un Dia chino!

donde nos compramos todo esto:
Pan Bimbo, patatas Lays, galletas Chips Ahoy, agua Nestlé, vino español... ¡como en casa!

Al día siguiente fuimos al tercer lugar más visitado por los turistas que van a Beijing. ¿El palacio de verano? No ¿La Gran Muralla? Tampoco. ¡¡EL MERCADO DE LA SEDA!! Es como el rastro, pero en un edificio tipo centro comercial. Mejor, porque con el frío que hacía se nos hubiera congelado el cerebro si hubiera estado en la calle. Y bueno, lo mejor de todo: sólo venden imitaciones perfectas de todo tipo de marcas: Louis Vuitton, Ralph Lauren, Dolce&Gabanna… Abrigos, maletas, bolsos, ropa interior… Ellos te dan un precio, y tú lo regateas.

Acerca del regateo, un inciso para contaros que la primera vez que tuve que hacerlo fue en Punta Cana, que me gustó un lienzo y le pregunté cuánto costaba al vendedor. Cuando me dijo que 30 dólares, me giré hacia Jorge (delante del otro, claro), y le dije: “¿Has oído? ¡Sólo 30 dólares!”. Claro, después de eso, intenté regatear y conseguí bajar a 28… Gran compra. Como todas se me dieron más o menos así, dejé de comprar, directamente.

Bueno, pues esa Ingrid que no tenía ni puta idea de regatear ha muerto, y, como ave fénix, ha resurgido de entre sus cenizas la implacable Ingrid, la dura, la regateadora nata. Así que estoy más feliz que un regaliz con mis compras. Bueno, nuestras, que hay que reconocer que Jorge también regateaba, y duro. Como ejemplos:

-    Abrigo de Dolce&Gabanna: bajamos de 280€ a 22€ (en realidad, a 20€, pero como era maja le dimos 2 eurillos más para un helado).
-    Vaqueros de Diesel (unos para Jorge, otros para mí): de 360€ a 25 los dos (hay que reconocer que ellos dan un precio inicial que es una pasada).
-     Zapatillas de Lacoste: de 55€ a 8.

Así que estamos contentos, porque aunque la calidad no es la de la marca que te venden, pues por esos precios no lo encuentras ni en el rastro. Con que nos valgan para los meses que nos quedan, contentos. Y habrá más de uno que pague cerca del precio inicial :D Ah, y sabemos que fuimos duros, porque cuando nos veían con el abrigo, por ejemplo, nos preguntaban cuánto nos había costado y se lo decíamos, abrían mucho los ojos (y recordad que son chinos) y decían que éramos muy duros :) Otra cosa será meterlo todo en las mochilas, pero ya cruzaremos ese río…

Y bueno, me he alargado mucho, para no variar, así que aquí os dejo. El próximo día que os cuente Jorge qué tal acabamos en la Gran Muralla, y el Palacio de Verano, y mucho más, jeje.

Besos y abrazos,
Ingrid

6 comentarios:

  1. Felicitaciones por las compras, por que con la car de mala leche que tienen algunos chinos, ponerse duros con ellos debe ser chungo!! jejeje
    Aunque igual en vez de esos abrigos y pantalones, podriais haber comprado unas zapatillas de estar por casa como las de las fotos, asi seguro que hubierais sido modernos, modernos!!
    un saludoooooooooo

    Un mañico (de nombre Juan)

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  2. Jeje, muchas gracias, la verdad es que el truco estaba en preguntar cuánto e irte (bueno, intentar irte), diciéndoles que eso era muy caro y que en realidad no lo necesitas :P bajan hasta su límite...
    Jorge: eso, y jugar con la baza (real) de que somos más pobres que las ratas. Eso, con nuestras pintas de vagabundos, je, je.

    Y lo de las zapatillas lo pensé, pero entre que no tengo bemoles para salir así a la calle, y que eran demasiado voluminosas para llevarlas luego en la mochila... :)

    Un abrazo!

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  3. Jjajaja, el Kaste y yo fuimos al mismo restaurante!! Y que os cuente, que os cuente lo bien que nos sento la grasilla del pato, que dolorrrrrrr!!! Eso si, la presentacion que te hacen es inmejorable, no os quedasteis con ganas de que os trajeran los huesos para roer? Ya contareis que tal el palacio, a mi me encanto! Besos!

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  4. Fátima: ¡Por supuesto! Yo pensaba que dejarían el pajarico entero, para sacarle el juguillo, pero nada...

    El palacio muy chulo, lo único es que las construcciones eran parecidas a las de la ciudad prohibida y, entre eso, el frio que hacía y que la audioguía hablaba sólo cuando le salia de los güebs, pues desdmereció un poco.

    Un abrazote, doctora Kiwi

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  5. Gracias por la foto!! me ha molado un montón!!!
    Muchos, muchos besos!!!

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  6. De nada, guapa, te la debíamos!!
    Un abrazo y feliz año, que entres con muy buen pie!

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