miércoles, 22 de diciembre de 2010

Adiós Shanghai, adiós China, adiós Asia...

Pánico, angustia, desorientación… Eso es lo que sentimos hace unos días. Tras descubrir que el mercado de la seda tiene parada propia de metro (sí, sí, como el que baja al parking de El Corte Inglés, oiga), decidimos bajarnos junto a un centro comercial para coger algo de cenar. La sorpresa vino cuando nos dimos cuenta de que la parada no estaba “junto a”, sino “dentro de”. Perfecto, pensamos, así no pasamos frío. Pero tras 20 minutos intentando encontrar la salida a la calle comenzaron los sudores fríos, malagana, una “querica”… ¡No tenía salida! Ni en un extremo, ni en el otro. Casi acabamos haciendo un túnel… Finalmente, vimos la luz (la de los neones), y salimos a la calle como Tom Hanks al escapar de la isla en Náufrago, nos abrazamos, lloramos, y nos fuimos a cenar. Bueno, igual no fue para tanto, pero pasamos un ratito de risa nerviosa y desconcierto bastante majete.

¿Y cómo íbamos a irnos de Beijing sin visitar lo más característico de China? Cogimos nuevamente un autobús público y nos plantamos en la, en temporada alta, abarrotada zona de Badaling. Porque ahora, con la rasca que hacía, no había mucho problema de espacio, no. La gran muralla (http://es.wikipedia.org/wiki/Gran_Muralla_China) es visitable en algunos tramos como este, que está perfectamente acondicionado para ello. 

Con más frío que en el Himalaya
Es una construcción colosal que se puede apreciar perfectamente, ya que, al ascender y descender colinas y tener un trazado tortuoso, permite ver las torres y características arquitectónicas de la misma. Peeeeeero, no contábamos con que un viento que casi nos lanza de la muralla, iba a hacer descender aun más la “agradable” temperatura de -5ºC  (sensación térmica aproximada: -20ºC). No obstante, merece la pena.
Desde una de las torres
Para nuestro mañico de nombre Juan, que no nos olvidamos de ti

Antes de despedirnos de Beijing, decidimos acercarnos hasta la zona de retiro de los emperadores, pero pasando antes por uno de los parques que teníamos frente al hotel. El parque se encuentra en una pequeña colina, creada artificialmente con la tierra que sacaron para construir el foso de la ciudad prohibida, ya que Beijing es más plano que el encefalograma de Belén Esteban. 
La Ciudad Prohibida vista desde el parque
 Como muchos otros parques de la ciudad, está lleno de personas mayores que aprovechan para hacer Taichí y mantenerse en forma (en España, podéis animaros a hacer Pilates, que también es sanote y además conocemos a una entrenadora de gran nivel ¿verdad, Patricia?).

También se colaba de vez en cuando algún novato intentando aprender algún paso

Este parque en particular es famoso porque el emperador Ming, cuando se vio asediado por los invasores, decidió matar a su familia y, junto a su eunuco particular, colgarse de un árbol… Y digo yo ¿era necesario matar a la familia antes? ¿no podía haberlo dejado para después?
Te indican el lugar en el que se colgó ¡qué morbo!

El palacio de verano del emperador es otra muestra de lo mal que estaban (y están) repartidas las cosas. Consiste en un “pequeño” palacete con laguito particular, embarcaciones, puerto propio… nada, una fruslería. La visita quedo desmerecida por el frío y porque la audioguía (que se activaba sola), decidió que algunos sitios no eran importantes, y se saltó media visita.
El laguito totalmente congelado

Parte del palacio al fondo


Y volamos a Shanghai, otro vuelo sin incidencias reseñables. Solo como curiosidad os pongo un video de los carritos del aeropuerto. Si pensabais que los del Carrefour se desviaban un poco, vais a flipar…

Al llegar, como buenos mochileros, decidimos ir en metro, con las megamochilas puestas (22 y 16 kg). Ahí aprendimos que, a diferencia de Beijing, en Shanghai son más brutos que un arado. Cuando se abren las puertas del metro, en lugar de dejar salir para poder entrar (que es de cajón, si no, no caben), entran a lo bestia y, si quieres salir, no vale con pedir permiso, hay que empujar más que ellos o te quedas dentro. ¿Y que hicimos nosotros? Adaptarnos. Si esto ocurriera en Alemania, con gente de 2x2 metros, pasando de follones, pero aquí, que el más grande me llega al sobaco, y con una mochila que nos da más estabilidad y densidad que un agujero negro, agachamos cabeza y cual mihura al salir de toriles, tiramos para fuera, arramblando con el que se pusiera por delante. Solo nos faltaba el cachirulo en la cabeza y los brazos en jarras. Sencillo ¿verdad? Es lo que tiene un metro por el que pasan 7, 5 millones de personas diariamente.

Y bien, como dijeron nuestros amigos Sara y Albert, Shanghai es FUTURAMA (conocéis la serie ¿no?). La ciudad tiene un agradable paseo junto al río que permite observar la curiosa estampa de unos rascacielos que, si no son especialmente bonitos, llaman la atención por lo moderno de su diseño. Para acceder a ellos, se puede cruzar el río en ferry por el módico precio de ¡20 céntimos de euro!


Parece un abrebotellas ¿no?




Y por la noche, aun es más espectacular

Shanghai es una ciudad con mucha más presencia occidental, y gracias a ello, en un supermercado de la zona pija, encontramos unos pequeños manjares que nos alegraron el día (todo por 5 euros, no penséis que más). ¡Qué estampa! En la ribera del río, haciéndonos un bocata de jamón con tomate mientras los chinos miraban… Sólo faltó la bota de vino para parecernos a Paco Martínez Soria en “La ciudad no es para mí”.
¡Manjares!
Como curiosidades os podemos contar que los niños chinos, haga el frío que haga, siempre llevan el culo al aire. Me explico, pueden llevar 17 capas de ropa, gorro y guantes, peeeeero los pantalones están abiertos para facilitar la cosa cuando asoma el topo, y como van “a lo comandos”, es decir, sin gayumbos… Os pongo una foto para que lo comprobéis, no es muy buena, pero es que con la familia mirando es complicado.
Fresco, pero útil ¿no?

Y cerramos etapa, despidiendo ciudad, país y continente. Para ello, hemos decidido hacerlo de la forma más moderna posible. Por un lado, hemos viajado hasta el aeropuerto en el tren más rápido del mundo, el MAGLEV. Es un tren magnético, es decir, que no puedes llevar nada metálico o te quedas pegado a él. No, en serio, es un tren que no va unido a los raíles por medio de ruedas, sino que se mantiene a una cierta distancia de los mismos por el efecto de dos campos magnéticos. De este modo, se evita el rozamiento, y se gana en velocidad (¡hasta 431 km/h!) aunque al ser mucho más suave, la sensación no es tan increíble.


Por otro lado, y como no queremos perder días de viaje, hemos pensado que molaría viajar en el tiempo (sí, sí, no pongáis esa cara de haba). De hecho, nos subimos al avión en Shanghai el día 21 a las 14h y, tras 12 horas de vuelo, nos bajamos en Los Angeles 5 horas antes, es decir, a las 9 de la mañana del mismo día 21 (es lo que tiene que la tierra gire je, je).

Una vez lleguemos a Los Ángeles, cogeremos un avión normal (de los que NO viajan en el tiempo) y volaremos hasta Phoenix, donde nos espera la familia para pasar unas muy buenas navidades.

Asia ha terminado. Ha sido más corto de lo que nos hubiera gustado, pero nos tiraba mucho pasar las navidades en familia, así que no había otra manera de hacerlo.
Y nos ha gustado. Mucho. China ha sido un país mucho más agradable de lo que esperábamos. Es un país que, poco a poco va abriéndose al resto del mundo. Y le queda mucho camino por andar, pero siempre hay que felicitar al que da el primer paso, ya que es el más difícil. La barreras cultural e idiomática han sido franqueadas fácilmente gracias a la amabilidad de su gente.

Ahora toca descansar en familia unos días, deshacer la mochila y hacer cuentas para ver hasta dónde podemos tirar. De momento ya tenemos la guía de México, así que ese será nuestro próximo destino.
No obstante, y a petición popular, seguiremos contándoos nuestras aventuras por los “iuesei”, que seguro que no tienen desperdicio.

¡Ah! Y no os perdáis el especial del día de Nochebuena…


Good night and good luck!

Jorge

4 comentarios:

  1. Buenas tardes pareja!!!
    En primer lugar daros mil gracias por la foto, que aunque parezca una tontada, me ha hecho mucha ilusión y por un segundo me he trasladado a la colosal barrera, que desde hoy empieza la cuenta atrás para que dentro de un tiempo sea yo el que este ahi en la muralla china y os dedique la foto a vosotros!!! je je je je

    Animo en vuestra nueva etapa y ahora lo que toca es a practicar el ingles y comer muchas hamburguesas y fritos!!
    Un abrazo y seguir contadonos todo lo que os sucede!! un saludo muy fuerte!!

    Un mañico (de nombre Juan)

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  2. Casualidades de la vida, yo tambien tengo familia en Phoenix! Y todavia mas casualidad: me estaba planteando cruzar el charco y visitarles haciendo parada en Mexico :) ya ireis contando como va por alli, una pena que no pararais en Nueva Zelanda, pero bueno, otra vez sera, a seguir pasandolo bien! Un besico para cada uno!

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  3. De nada por la foto, anda que no hacía tiempo que la pediste ni nada, jajaja ;) así que tb vas a ir a China? Pues si un día saco tiempo y ganas quería hacer un link con datos prácticos y cosas curiosas, así que si lo hago igual te sirve :)

    Oye Fátima, pues mira a ver, para cuándo has pensado? Nuestra siguiente parada es México, podíamos intentar coincidir, a lo mejor podemos ir a Cuba o algo antes para darte tiempo de llegar :D piénsatelo, vale?

    Abrazos y feliz año a los dos!

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