miércoles, 24 de noviembre de 2010

Estaba el cocodrilo y el orangután...

Conoceis la canción ¿no? Es que es la que me viene a la cabeza al pensar en Chitwan (o chitaguay, como lo llama mi señora).

Si ya me parecían duros los amortiguadores del autobús (por llamarlo de algún modo), ni os imagináis lo que es ir a lomos de un elefante por la jungla. Además, como nos vieron cara de pobres, nos pusieron en clase turista mirando hacia detrás, con lo cual, nos comíamos algún ramazo de los de delante. El paseo fue interesante, sobre todo cuando el elefante cruzaba ríos y subía por la otra orilla, porque ves que aquello pierde estabilidad y se te ponen un poco de corbata. La idea era ir en silencio para ver algún tigre o similar, pero un grupo de rumanocotorras, es decir, cuatro señoras entradas en años que se debían de pensar que estaban en un parque de atracciones dando berridos, consiguieron ahuyentarlos porque tigres no vimos ni uno. Al menos pudimos ver algún jabalí y unos pocos ciervos.
Los del elefante de detrás, para que os hagais una idea

Por la tarde, paseo en canoa para ver lagartijas recias de río, es decir, cocodrilos. Embarcamos con nuestro guía y tres gabachos más en unas canoas alargadas y tan pequeñas que parecía que iban a hundirse al más mínimo movimiento. Y así era. Al sentarnos todos en fila india, el agua quedaba a unos 10 cm del borde de la canoa y, cada movimiento que hacíamos para señalar algo, la canoa temblaba y el guía nos gritaba para que nos “estabilizáramos”.
Las canoas

Y allí íbamos río abajo, tranquilamente. De cuando en cuando, nuestro guía nos señalaba algún cocodrilo en la orilla, tan tranquilos ellos que parecían de mentira. Eso comentábamos Ingrid y yo, con nuestra chulería de sabelotodos españoles: ¡Bah, seguro que son de cartón para que los veamos los turistas!, cuando de repente, uno se giró hacia nuestro con la boca abierta y comenzó a meterse al río. Imaginaos la estampa, todos acojonados, desestabilizando la barca y a punto de convertirnos en “tourist steak” para el lagarto.
El lagarto cuando pensábamos que era de broma

Y cuando empezó a acojonar

Pero sobrevivimos, y a mitad de camino, la barca paró en medio de la jungla y el guía nos dijo que nos iba a enseñar la vida salvaje. Ataviado con sus pantalones de camuflaje y un gran palo de bambú, nos comentaba cómo teníamos que hacer si nos encontrábamos con un tigre o un rinoceronte. Para flipar. Y gatos de esos no vimos, pero sí unos cuantos monos de liana en liana, algún cervatillo, más elefantes, dos rinocerontes…
Por la noche estuvimos viendo una muestra del folklore típico de esta zona, que resultó ser un grupo de nepalíes vestidos como en San Fermín, bailando un paloteau como en Huesca. Eso sí, lo hacían a toda leche y parecía que se iban a acabar dando con los palos, con lo cual la cosa ganaba emoción.
Al día siguiente, madrugón para ver pájaros (sí, pajaros). Por lo visto, hay gente a la que le gusta madrugar para ver pequños bichos alados al amanecer. Ingrid y yo nos hubiéramos quedado en la cama, pero al menos, pudimos ver una pareja de rinocerontes dormitando tranquilamente en su barrizal. Menos da una piedra.

Al menos fue un bonito amanecer

Un "kingfisher", como nuestro "martín pescador"
Los rinocerontes en el lodazal


Ya en la capital, más compras, enviar cosas a casa, comer de nuevo en el Everest Steak House (mismos precios, mismas raciones) y ya, despedirnos de nuestro guía y ya amigo Shishir. Si alguien se anima a venir por estas tierras, hemos dejado su tarjeta a la derecha del blog, y esta es la página web de la empresa: http://www.ambitionhimalaya.com/. Gracias Shishir,  dhanyabaad.

Aun me quedaba filete y medio

Para que veais que no hemos perdido el tiempo y que somos gente cultivada, os dejamos una muestra de lo aprendido estos días:

Y por si a alguien le interesa, la canción de moda es “resahm firiri”. Escribidlo en google/youtube y, cuando lo hayais escuchado 736284 veces, os sentireis como nosotros (exacto, así me sentía yo en el video del bus). Os dejo el enlace para los perezosos: http://www.youtube.com/watch?v=iFpYVlTzHX4

Tras dejar atrás Nepal, nuevo cambio de país, lenguaje, costumbres, paisajes…¡A Tailandia!  La predicción del tiempo dice que va a haber tormentas todos los días, pero no nos lo creemos, así que a comprobarlo que nos vamos.

¿Os acordais de la cantidad de controles que había en India? Pues no son nada comparados con Nepal, os cuento:

Control 1. Para entrar al aeropuerto. Enseñar pasaporte y billete electrónico (con su correspondiente fila, claro).

Control 2. Al poco de entrar. Escáner, enseñar el pasaporte de nuevo y magreo (cómo les va el sobeteo a esta gente, y lo divertido que es sonreírles cuando se levantan y te mirán je, je).

Control 3: Fila de inmigración para salir del país. Pasaporte y papelito debidamente cumplimentado. Otra fila de hacer amigos (por lo larga), como en Port Aventura.

Control 4: Para pasar a la zona de embarque. Escáner, magreo de nuevo y cotilleo de todo lo que llevas en la mochila de mano. Eso sí, sonriendo y preguntando: “¿Real Madrid o Barcelona?”.

Control 5: Para embarcar (salir a la pista de aterrizaje). Tarjeta de embarque y pasaporte.

Control 6: Para subir al avión. En la escalera de subida. Nuevo manoseo de mochila y tarjeta de embarque.

Y por fin subimos al avión, el cual nos ha traido hasta Delhi de nuevo (tranquilos, sólo estamos de tránsito). Ahora, a esperar cinco horitas y a embarcar camino a Bangkok y, de ahí, una hora después tenemos que estar metidos en otro avión con destino a Phuket. Cuando lleguemos (si llegamos), a buscar transporte hasta Krabi, punto de inicio de nuestro periplo por este paradisíaco país de paisajes increíbles.

¿Llegaremos? ¿A dónde? ¿Cuándo? Ya lo sabeis, si quereis saber qué nuevas aventuras nos esperan, no os perdáis la próxima entrega.

Un abrazo para ellos y una abraza para ellas, que hay que eliminar el lenguaje sexista (ironía mode “on”).

Jorge

2 comentarios:

  1. La envidia sigue creciendo proporcionalmente al numero de paises que vais visitando!!! Y ademas en este ultimo habeis salido bien magreados !! jajaja (que nunca viene mal)!!!
    Yo a lo del cocrodilo creo que no hubiera sobrevivido, me dan un yuyu!!! jajajaj

    Un abrazo y aqui seguiremos!!!Y a darle caña al nuevo pais!!

    Un mañico (de nombre Juan)

    ResponderEliminar
  2. He de reconocer que estoy enganchadísima y k me dais mogollón de envidia, pero me parece k ese viaje no sería para mí... Ya me ha acojonado ver al coco gigante sólo en la foto.

    Por cierto, podéis prestarle el cachirulo a un thailandés/thailandesa (igual da) y haceros una foto con él/ella?? Ya sé k no es muy imaginativo, pero oye, es k me hace ilu k dediquéis una foto!!!!

    Muchos besos! Continuo siguiendo vuestra aventura!!!

    Esther.

    ResponderEliminar