De cómo sacrificaban gallinas en una iglesia...

Después del peor viaje en autobús de mi vida (a los 20 min ya quería echar hasta la primera papilla, y fueron más de cinco horas de viaje…), llegamos a San Cristóbal de las Casas. Es un hecho: a cada paso que nos alejamos de Riviera Maya, nos gusta más lo que nos encontramos. San Cristóbal es un pueblo con muchísima vida, y en el que se mezclan los turistas, los mejicanos de hoy en día y los indígenas. 

Para ir calentando motores, lo primero que hicimos fue ir al museo de medicina maya, porque teóricamente eso nos iba a servir para entender la visita que íbamos a hacer al día siguiente a San Juan Chamula, un pueblo indígena. El museo, muy interesante, te explica ritos y costumbres, como por ejemplo, la forma de parir. Como una imagen vale más que mil palabras, os dejo una foto de la recreación a tamaño natural que había.

Sí, la mujer está de rodillas delante del marido que está sentado en una silla. Parece que es una postura más favorable que la que usamos en Occidente, además así ella se abraza a él para hacer fuerza, y él la pueda ayudar con las rodillas… Pero vamos, a mí me impactó, para qué voy a decir otra cosa…

Jorge casi se pasa al lado oscuro, jajaja...

En el museo hay una farmacia que todavía vende "medicamentos" naturales

Así que ahora que ya estábamos preparados para la vida indígena, a la mañana siguiente cogimos un colectivo y nos fuimos a Chamula. A simple vista es un pueblo normal, pero luego te das cuenta de dos cosas: una, va TODO el mundo con traje típico; y dos, TODOS van bebiendo Coca-Cola, desde los niños de teta hasta las abuelas desdentadas… Pero lo mejor, lo mejor, lo mejor con diferencia, fue la iglesia. Ya sabíamos que nos íbamos a encontrar cosas raras, pero cuando puse un pie dentro pensé por un segundo que me había teletransportado a un universo paralelo. La iglesia por fuera es normal, como el resto de las que hemos visto, pero una vez dentro no hay bancos, no hay donde sentarse. El suelo está totalmente cubierto de hierba recién cortada. En las paredes de los lados, una vitrina detrás de otra conteniendo figuras de santos, enmarcadas por lucecitas como las de navidad, amarillas o incluso verdes. Gente sentada en el suelo en círculos, haciendo ritos. Y velas, muchas velas, que entre su luz y el humillo aún daban un ambiente más raro al asunto. Me costó  reaccionar. Luego, fuimos avanzando, no tenemos fotos porque está estrictamente prohibido. El día de antes, en el museo, habíamos aprendido que en sus ritos, antiguamente, empleaban una especie de jarabe azucarado hecho por ellos, como ofrenda a los dioses, y para purificar a los niños. Ahora, se han dado cuenta de que la Coca-Cola es más fácil de obtener, más rápida y parece que funciona igual, así que esa es la razón de la adicción aparente de los indígenas al refresco. Misterio resuelto. Así que lo único que no nos sorprendió de una procesión que avanzó hacia el altar, fue la caja con 24 botellines de Coca-Cola que llevaba el último…

Por fuera parece normal...

...pero por dentro, ya no. Esta foto la he sacado de internet, creo que es la única que circula.

Sí nos intrigaron dos sacos pequeños que había al lado de un corrillo de gente, más que nada porque dentro había algo que se movía y que de vez en cuando cloqueaba. Y efectivamente, después de esperar pacientemente para ver qué era, terminaron el ritual y sacaron dos gallinas (o gallos, no tengo mucha idea de esto) de los sacos. La mujer que llevaba el mando restregó a las gallinas por el cuerpo de un chaval, las zarandeó un poco, y les partió el cuello. Joder, casi me da algo. Eso sí, aprendí algo esa mañana: aunque le partas el cuello a una gallina, no se muere en el momento, tarda varios minutos (al menos, esas gallinas tardaron). Luego la mujer se santiguó, como si fuera católica, o algo, y el de al lado le pagó con varios billetes. Kafkiano.

Ahora tocaría hablar del ejército de niños que nos esperaba a la salida de la iglesia para vendernos algo, pero sólo diré que el afán de independencia de este pueblo, el querer mantener su “identidad” a toda costa, les ha llevado a ser pobres como ratas, obligando a que los niños estén prácticamente mendigando por las calles, en lugar de estar jugando o en la escuela. Nosotros hemos adoptado la postura de no comprar bajo ningún concepto nada a un menor, porque ni aunque todos los turistas del mundo les compraran algo serviría para que fueran al colegio. Peor aún, sus padres, sabiendo que ellos dan más pena, les empujarían aún más a estar en la calle. Pero no podemos evitar que nos llegue al alma ver a esos críos intentando venderte algo :(

Aquí tenemos tres ejemplos, el niño no tiene más de diez años

A quien sí compramos fue a una abuela que vendía bolis hechos a mano de los rebeldes zapatistas, eran muy graciosos, jejeje. Os dejo una foto:

Ana, Cris y Bea: os he destrozado la sorpresa, pero es que el mundo tenía que ver vuestros bolis, jijiji :)

Desde San Cristóbal también se puede ir al cañón del Sumidero, que consiste en un paseo en barca por el río Grijalva hasta la presa. Impresiona mucho, porque hay momentos en los que a cada lado del río se levantan paredes rectas de hasta mil metros de altura sobre el nivel del río. Parece ser que desde los puntos más altos de estas paredes se suicidaban los mayas para huir de los españoles durante la Conquista. Sin comentarios. El guía iba comentando lo típico: “A la izquierda pueden ver una cueva, de la que pende una estalactita con forma de caballito de mar”, o “A la derecha, se puede observar un gigantesco árbol de navidad”. Jejeje, entretenido…

¿Veis el caballito de mar colgando?

¿Y el árbol de navidad?

Para no variar, también vimos monos (y es que últimamente parece que una excursión sin monos no es una excursión), e incluso, cocodrilos (esto ya no nos parece tan habitual, no veíamos desde Chitwan…). El detalle feo del día lo tuvo el hecho de que, pese a que desde julio hasta diciembre del año pasado recogieron más de 45000 toneladas de basura del río, la barca tenía que ir esquivando la porquería que flotaba, y no habían pasado ni dos meses. En fin, qué guarros somos cuando queremos, qué lástima…

Foto 2x1: veis el cocodrilo y la cantidad de mierda a su alrededor...

Qué dificil era de enfocar, el jodío

El punto cultural lo da el hecho de que la presa que contiene el río es la cuarta más productiva de todo el mundo, porque al estrecharse tanto el agua en el cañón baja con mucha más fuerza de lo habitual. Ojo al dato: más del 30% de toda la electricidad de México se produce aquí. Curioso, ¿eh? De hecho, para la gente de Chiapas es tan importante este cañón, que su escudo está inspirado en él.

Teóricamente, se basaron en la imagen de la izquierda para hacer el escudo de la derecha...

Ah, y algo que me ha encantado de esta zona, y de la que ya os había hablado antes, son las piñatas. Si la que rompimos en Nochebuena ya me hizo gracia, aquí son la bomba, con forma de superhéroes, princesas, muñecos de la tele… Y son súper baratas, la más cara que vimos valía 130 pesos, menos de 9 euros, y eso que medía más de metro y medio de alto… Es una costumbre que podríamos importar, la verdad :)

¿A que molan?

Así que hasta aquí puedo leer, no sin antes aprovechar la ocasión para felicitar a nuestro ex vecino, Fernando. Tu familia nos chivó que tu cumple era el 13, y nos pidió que te dedicáramos una foto, así que allá va. Ahora sí, nos podíais haber avisado de que estabais por la zona, que nos hubiéramos tomado unos mojitos juntos, jajaja…

Esperamos que te guste, nosotros nos reímos mucho haciéndola :D

Bueno, ahora sí, mi última entrada desde México, supongo que la próxima que haga yo será desde nuestra casa… Todo lo bueno se acaba ;)

Besos y abrazos para todos,
Ingrid