Siempre quise ir a L.A.

Como dice la canción de Loquillo (Cadillac solitario, canción imprescindible: http://www.youtube.com/watch?v=5W_GbYtX9_I), Los Ángeles siempre ha sido una ciudad que nos ha apetecido visitar, así que, aprovechando que en el Gran Cañón iba a hacer un frío del carajo, decidimos pasar el fin de semana en tierras más cálidas.
Salimos de madrugada para aprovechar el día y emprendimos  ruta por las interminables carreteras de Arizona.

Desde el coche

Tras 6 horas de camino, llegamos a nuestro hotel, situado junto al muelle de Santa Mónica y que, por cierto, no estaba nada, pero que nada mal.

Ojo al tamaño de las camas, que son individuales

Yo, decidi aprovechar que había albornoces elegantes para "salir del armario"

Tras dejar las cosas en la habitación, nos fuimos al parque que había junto al puerto a comer y nos apretamos unos bocatas de tortilla de patata (hechos por moi) antes de dar un paseíllo y comenzar a descubrir la verdadera esencia americana, vamos, lo que se ve en las pelis.

En el parque con el bocata

Asistimos a una auténtica detención de unos "malotes". Son los que están sentados y esposados

Foto familiar en el puerto (lo llaman Pier)

Aquí termina la ruta 66 y es donde está el restaurante Bubba Gump (Forrest Gump)

Al día siguiente tocaba  día “aquí hay tomate” y como unos Jorge Javier y Belén Esteban cualesquiera, nos fuimos a la caza y captura de la parte más superficial y, a la vez, más envidiada de la ciudad: los ricos y famosos. Lo primero que hicimos fue comprar un mapa de estrellas. Esto es, un mapa con la localización exacta de las casas de los actores, cantantes…etc. es decir, aquellos a los que les importa un huevo cómo va el Euribor o que no saben cuánto cuesta un café en el bar.

Con el mapa, listos para localizar el famoseo

Con él en nuestras manos paseamos en coche por Sunset Boulevard y callejeamos por el barrio de Bel Air (todo esto dentro de Beverly Hills) y descubrimos que, realmente, el mundo está muy mal repartido. Tras enjugarnos las lágrimas y volver a nuestro color de piel normal (del verde de la envidia), bajamos a Rodeo Drive, que es la calle donde compran los famosos. Por supuesto, ni rastro de los precios, ¿por qué? Pues porque a la gente que compra allí se la pelan los precios (hablando bien y pronto) ¿a que da envidia?

Saliendo del barrio en el que nunca viviremos (¡Viva La Almozara!)

Reflejados en una bola de Navidad de Rodeo Drive

Aparte de las tiendas, los coches que se ven allí también son elegantes. Este es el más feo que vimos

Miguel, no es del 67, pero te lo dedicamos igualmente

Y a partir de ahí una retahíla de mercedes, porsche, ferrari…etc. A mí me daban ganas de tirarme delante de alguno sólo por saber que se siente cuando te atropella un coche así (y de paso pillar indemnización, que aquí se denuncia todo). 

Jaime, esta va por ti. Tendrías que haberlo oido acelerar...

Y como por ahí no vimos ni un famoso ni medio, nos acercamos hasta Hollywood Boulevard, la calle de las estrellas de los famosos y el “Kodak Theatre” (donde se entregan los Óscar).

 

Para que veáis que no nos lo inventamos

El "Kodak theatre" junto al "Hard Rock Cafe"

Y entre estrella y estrella, nos hicimos fotos con casi todos los famosos con los que nos encontramos.

Shrek y yo (yo soy el bajito)

 

Con Marilyn Monroe

Con Mickey

Spiderman en horas bajas. Javi, esta va por ti

Los Andrews con su estrella

Ingrid con la suya (¿mejor mujer? ¿mejor química?)

También nos llevamos un pequeño sustillo, porque nos enteramos de que el fin del mundo será el 21 de mayo de 2011.

Pero como el señor que lo proclamaba no nos inspiraba mucha confianza, decidimos no darle más vueltas al asunto y nos fuimos a dar una idem por Venice Beach.
¿Que qué es Venice Beach? Pues una playa. Pero no una playa cualquiera, sino una playa con un paseo en el que te puedes encontrar de todo. Desde canchas de baloncesto a tiendas de camisetas molonas como esta

Pasando por gimnasios al aire libre o miniconsultas médicas donde un médico te diagnostica de cualquier cosa que ¡oh, milagro! se cura fumando marihuana, así que se ponen todos los pacientes a echarse unos petas y curarse de sus dolencias… Mola ¿eh?
Finalmente, tras pasar por las casetas de “Los vigilantes de la playa” (tranquilas XX, el vigilante llevaba forro polar y gorro, así que no hay fotos suyas, pero si del lugar de trabajo), nos acercamos a la orilla a ver un atardecer verdaderamente espectacular, del que os dejo unas imágenes.

Baywatch

Y al día siguiente, antes de volver a Phoenix, nos acercamos a ver los orígenes de la ciudad de Los Ángeles, una ciudad que, a pesar de su tamaño, modernidad e importancia en el mundo, tan solo tiene unos 230 años de vida.

Y no puedo despedirme sin antes decir que ¡¡¡¡SOMOS FAMOSOS!!!!. Si, una de las revistas de mayor relevancia a nivel internacional, ha tenido a bien publicar una foto nuestra en su última edición. Desde aquí nuestro agradecimiento a “el jueves”.

Y sin más, me despido, que tengo que  buscar alojamiento en las playas de Cancún, a las que volaremos tras pasar unos días en Miami con otros familiares de Ingrid (no os preocupéis, que lo hacemos por vosotros, para teneros entretenidos con el blog, je, je).

Un abrazo enorme para todos (acompañado de dos besitos para ellas).

Jorge

P.D. Casi se me olvidaba, para celebrar el primer aniversario de mi vigesimonoveno cumpleaños, la familia, con Ingrid al frente, me hicieron una megatarta y me dieron varios regalitos.

La tarta

Con la familia y los regalos

Ahora si, ¡hasta la próxima entrada!