domingo, 27 de febrero de 2011

Preguntas y respuestas

Y por fin llega la esperada entrevista de los lectores del blog a los intrépidos (y atractivísimos) viajeros:


¿Con qué país os quedáis?
Ingrid (I) y Jorge (J): Nepal y Tailandia

¿Qué cambiaríais de vuestro viaje?
IJ: Absolutamente nada. De cada experiencia, buena o mala hemos aprendido algo y, si han ocurrido, es por algo.

¿Qué costumbre o tradición os ha parecido más extraña?
IJ: Sacrificar gallinas en San Juan Chamula, ir en pijama por la calle en China… Ha habido multitud de ocasiones en las que nos hemos mirado boquiabiertos.

¿Cuál ha sido el mejor momento?
IJ: La llegada a Tailandia. Después de la terrible experiencia de India y, a pesar de lo agradable que fue Nepal, ese día tuvimos que coger tres aviones, hacer escala en Delhi de nuevo, correr por la terminal más larga del mundo 2 veces, colarnos a la gente, cambiar dinero en décimas de segundo para no perder el avión… Finalmente, cuando entramos al avión, y nos dimos cuenta de que, esta vez no lo perdíamos, el relax vino de golpe: entramos en un avión con música de Kenny G de fondo, completamente vacío, con los asientos tapizados de colorines, azafat@s sonrientes y amables... A la media hora de vuelo, nos sirvieron un cruasán de jamón york y queso, un muffin de chocolate delicioso y un café cuyo aroma  lo impregnaba todo. Desayunamos viendo como el sol inundaba la costa de Tailandia y aterrizábamos casi encima de una de las increíbles playas que nos iban a acoger los próximos días. La felicidad era evidente en nuestras caras.

¿Qué es lo que más habéis echado de menos? (quitando a la gente).
IJ: La rutina y la comida. Parece increíble decir una cosa así pero, a pesar de lo bien que se lo pasa uno viajando y descubriendo cosas nuevas cada día, llega un momento en el que echas de menos las pequeñas rutinas diarias: tomarte tu café tranquilamente por las mañanas, tu ratito en el sofá post-cena, tus paseos por el barrio, la compra en el súper… Y respecto a la comida, todo aquel que haya comido en España, sabrá a qué nos referimos (y ojo, hemos comido estupendamente por ahí ¿eh?)

Después de vivir tantas emociones y ver tantas cosas nuevas ¿si tuvierais que quedaros con una foto en vuestra memoria cual sería?
IJ: Atardecer en Tailandia. Las “imágenes” que quedan en nuestras retinas son muchísimas y muy impresionantes la mayoría, pero el hecho de que queden grabadas más o menos intensamente depende también de la sensación que las acompaña. Una tarde, al terminar el curso de submarinismo, llegamos a la playa del hotel y se estaba poniendo el sol. La temperatura era perfecta y la  playa estaba totalmente desierta. Nos compramos una coca-cola y una cerveza en el bar y nos sentamos a ver el atardecer con el único ruido de fondo de las pequeñas olas arrastradas contra la arena… El momento fue sublime.




¿Cuál ha sido el país que más os ha gustado?
IJ: Prácticamente todos, salvo India, nos han gustado mucho. En cada uno de ellos hemos encontrado cosas maravillosas a todos los niveles (cultural, de naturaleza, gastronómico, su gente…), pero si hemos de elegir uno que englobe la mayor parte de cosas buenas, ese es Tailandia, sin duda.

¿Las americanas de Los Ángeles son como Paris Hilton?
IJ: No, gracias a Dios, pero en China encontramos a una asiática que era clavadita a ella.

¿Qué es lo que mas os apetece hacer a la vuelta?
IJ: Ver a la gente, ponernos al día y charlar, charlar, charlar con los buenos amigos
¿Mientras buceabais había tiburones?
IJ: Sí, pero no los vimos (según Ingrid, ¡menos mal!, según Jorge fue una pena…)

¿Ningún  sitio os ha dado miedo? (por ejemplo Chiapas...)
IJ: Sí que los ha habido, pero Chiapas no ha sido uno de ellos, al contrario, nos sentimos bastante cómodos por esa zona. En India sí que hemos sentido miedo.

¿Por qué empezar una aventura como esta?

J: Era el momento. Siempre hemos sido inquietos y curiosos, nos encanta viajar y los lugares se te amontonan en la cabeza sin saber cuál visitar ahora y cuál dejar para más adelante. Un día, mientras pensábamos en nuestro destino para el viaje de novios y tratábamos de ver más de un país a costa de viajar más barato, Ingrid planteó la posibilidad de salir de España por un lado y volver por el otro dando la vuelta al mundo. Lo que en un principio me pareció una locura, fue tomando forma poco a poco. Aprovechamos un crédito a interés cero, que ambos habíamos terminado nuestra formación (Ingrid el máster y yo la especialidad), que no teníamos hijos y demás, y decidimos que era ahora o nunca. Y así empezó nuestra “primera” vuelta al mundo.

¿Qué es lo mejor de viajar?
J: Ver lo inmenso que es el mundo, la cantidad de culturas que hay y darte cuenta de que,  en el fondo, somos todos iguales y buscamos las mismas cosas básicas.
I: Lo que he aprendido de culturilla en general y de geografía en particular, jejeje...
¿Por qué elegís unos países o descartáis otros?
IJ: Ahí entran en juego muchos factores: qué países nos interesan, cuáles tienen un nivel de vida más barato que España, dónde no hay conflictos políticos importantes o problemas graves de seguridad, cuales tienen buenos transportes y/o están en nuestra “ruta” de la vuelta al mundo, qué opina la gente que los ha visitado previamente… Y así, poco a poco, te vas entrando en los que puedes y quieres visitar y los que no.
¿Por qué compartirlo día a día en el blog?
IJ: Porque es una forma de tener nuestro diario de viaje (de hecho, vamos a editarlo e imprimirlo) y para que nuestras familias y amistades pudieran seguirnos día a día. Además, lo que al principio cuesta un poquito, al final acaba enganchando. También es una manera de combatir la soledad o momentos duros al llegar al blog y ver que la gente lo lee y se interesa por ti.

El primer pensamiento al salir de Zaragoza.
IJ:¡Uf!, allá vamos. Es una mezcla de miedo, emoción e incertidumbre.

¿Cuántas vacunas os pusisteis?
I: para mí, demasiadas.
J: Como la antitetánica ya la llevábamos, nos pusimos la de la fiebre tifoidea, un recuerdo de la polio, la de la fiebre amarilla y la hepatitis A.

Una indiscreta: ¿Cuánto dinero habéis gastado?
IJ: Grosso modo, unos 3000 €/mes, pero haremos una entrada desglosando precios por si alguien se anima a dar la vuelta al mundo, que tenga información para hacer un presupuesto.
(Eso sí, que conste que no nos hemos privado de nada ¿eh?)
El sitio que más os ha gustado.
IJ: Como ya hemos comentado antes, Tailandia

El que menos. ¿Algo que os haya decepcionado?
IJ:
Hemos vuelto muy decepcionados de India. Nos habíamos informado bien a través de amistades y por foros acerca de este destino y, salvo algunas de nuestros amigos, nos llevamos la impresión de que a la gente no les gusta decir que NO les ha gustado India. Sin considerarnos unos “hippies comeflores” ni unos “pijos ParisHilton” (es decir, algo intermedio), nos cuesta creer que a la gente le encante tanto India si realmente han vivido en sus calles y entre su gente. Lo siento, pero no nos lo creemos. Cada cual tiene su opinión, pero la nuestra es que India es un país hostil al visitante.

Algún sitio que os haya quedado pendiente.
IJ:
¡Muchísimos! Guatemala, Nueva Zelanda, Australia, Chile, Argentina… De hecho, ya tenemos planes en mente para un futuro a corto, medio y largo plazo.

La cultura más difícil a la que adaptaros.
IJ:
La china, porque son raros de cojones.

¿Dónde os quedaríais a vivir?
IJ:
Estados Unidos. No es el país más bonito ni, desde luego, el más cultural, pero sí el que mejores condiciones económico laborales tiene. Y además, tenemos una familia estupenda allí.

Una persona nueva que os hayáis cruzado y a la que recordaréis.
IJ:
A Shishir, nuestro guía (y creo que ya amigo) en Nepal.

La persona a quien más hayáis echado de menos.
I:
En concreto, a nadie en especial (sin ánimo de ofender)
J: A mis padres, y especialmente, a mi hermano.

Una comida deliciosa / una asquerosa:
IJ:
Deliciosas, muchas: casi toda la tailandesa (mezclan muchos ingredientes de forma exquisita), el pato estilo Pekín, la de Teresa en EEUU…. De algunas no podríamos decir el nombre, ni de lo que estaban hechas, pero su sabor era increíble. Asquerosas: una especie de pepino que tiene pinta de no saber a nada y pica como mil demonios y una torta rellena de cebolla cruda y chile picante (ambos los probamos en  India para desayunar).

Un medio de transporte.
IJ:
El tuktuk por divertido y el Maglev por novedoso y espectacular.

¿Dónde conducen peor?
IJ:
En India
En la autovía. Y nosotros estamos en nuestro carril...

El mejor recuerdo / el peor. 
IJ: El primero ya lo hemos comentado, la llegada a Tailandia. El peor, I: primera noche en India. J: el segundo día en Londres cuando, tras haber sido dejados de lado por edreams y nuestro seguro, y tras haber estado hablando durante horas en inglés con India, nos encontramos con que la única posibilidad de viajar era pagar un billete en business (1500 euros por cabeza). Yo estaba con una ansiedad del copón, de ostia u Orfidal®

El mejor atardecer (con foto en blog o sin ella).
IJ: Más bonito: Playa de Venice Beach (Los Ángeles). Más especial: Tailandia (comentado en una pregunta anterior). 
Os ponemos fotos de Venice Beach, el atardecer de Tailandia está por allá arriba.



Un momento de miedo (lo llamaré momento “¿qué hago yo aquí?” o “¿quién me manda meterme en esto?”)
IJ:
La primera noche de India. Tras los preparativos e ilusión de los meses anteriores, nos metimos en la cama con la sensación que menciona la pregunta y pensando en que no estábamos allí para pasarlo mal (y menos, pagando).

Hablando de miedo, el peor sitio para dormir.
IJ:
Ver pregunta anterior.

Un momento de felicidad absoluta (momento “sólo por esto ha valido la pena”).
I: La llegada a Tailandia mencionada
J: Para mí, aunque no fuera propiamente por el viaje, el día de mi cumpleaños. Era una fecha redonda (los temidos 30) y estaba dando la vuelta al mundo y pensando en todo lo que había conseguido hasta entonces y los planes de futuro. Me sentí feliz. Me gustaba mi vida.

El último pensamiento antes de volver.
I: ¡Por fin!
J: Ya está, lo hemos hecho.

Algo que no os haya preguntado nadie y esperaseis que lo hicieran (y contestad esa pregunta).
IJ: ¿Qué material/ropa os habéis llevado? A esta pregunta le dedicaremos una entrada especial del blog.

IJ: ¿El viaje os ha cambiado en algo? Como personas no. Hemos aprendido mucho, mejorado nuestro inglés, nos hemos conocido más como pareja, hemos alimentado nuestras ganas de ver mundo… pero somos los mismos que antes de irnos.

¿Te ha salido la vena de médico? ¿Cuándo?
J:
En cuanto a la curiosidad, siempre. Te vas fijando en los centros de salud, hospitales, enfermedades no erradicadas, nivel de salud, ambulancias curiosas…etc. En cuanto a ejercer, sólo me tocó una vez (aparte de entre nosotros dos): durante el trekking nos cruzamos con una señora que se había hecho un corte “elegante” en la mano. Se lo curé y, como no me dejó cosérselo le di material e instrucciones a la familia para que se lo fueran curando los días siguientes. Lo que sí me pareció curioso es que mi guía fue el primero que se dio cuenta y, pese a saber que yo era médico, no me comentó nada al respecto y empezó a curarla él, hasta que yo me di cuenta.

¿Cuántas veces durante el viaje te han hecho alguna consulta médica al enterarse de tu profesión?
J:
Pues la verdad es que sólo una. Shishir durante una cena me hizo una pregunta al respecto de un asunto personal. Nada más.

¿Tuvisteis sensación de mal rollo en Tailandia? Lo digo por el tema de las drogas. Ya sabéis las historias que circulan sobre gente que cuela droga en el equipaje de un guiri y al que trincan es al guiri... Y ya de paso, ¿habéis tenido en algún momento del viaje sensación de inseguridad? y en ese caso ¿dónde?
IJ: En Tailandia no. Nuestras mochilas iban dentro de una especie de bolsa de deporte que hacía prácticamente imposible meter algo si no sudabas un buen rato. Además, como allí se castiga muchísimo el tema de las drogas, no vimos ni un triste porro. Por otro lado, Tailandia es, precisamente, la tierra del “buen rollo”. Siempre sonríen. Es su filosofía.

Sensación de inseguridad, aparte de en India (el ejército estaba hasta en el aeropuerto con la metralleta “preparada”), en México. Más que nada, porque había muchísimos policías y guardias de seguridad muy jóvenes con la escopeta desenfundada y daba un poco de sensación extraña. En resumen, la sensación de inseguridad nos la daban los “cuerpos de seguridad”, irónico ¿no?

Y ya para acabar, para que no parezca que soy un agorero, una última pregunta más agradable: si tuvierais que recomendar alguna de las comidas exóticas que habéis probado, ¿cuál elegiríais?
IJ: Hay miles de comidas que nos han encantado, tanto dulces como saladas, pero si hemos de elegir alguna, nos quedamos con los noodles fritos en cualquiera de sus versiones y el arroz con pollo y piña (ambos tailandeses).

¿Cuántas fotos habéis hecho? ¿Y videos?
J: Hemos "disparado" más de 5000, pero finalmente nos hemos quedado con 4400. En cuanto a vídeos, han sido 77.

Y ya que estoy con mi particular versión de la venganza de Moctezuma (versión gastritis - 48h sin comer), ¿cómo se afronta la enfermedad a tanta distancia del hogar?
IJ: Pues la verdad es que no muy mal. Cuando estás enfermo necesitas dos cosas: un médico y mimos. En este caso, como podíamos acceder a ambos, lo hemos sobrellevado bien. Eso sí, si hubiéramos caído los dos a la vez, la cosa hubiera estado más chunga.

¿Que país decidisteis que no podías dejar de visitar? ¿Y por que?
IJ:
Nepal. Si no lo visitábamos ahora que no tenemos hijos, nos iba a costar mucho más volver por el asunto del trekking.

Si tuvierais que recomendar un país, un lugar, un momento del día para una escapada romántica ¿Cuál sería? ¿Y para un viaje de amigos?
IJ: Para el romanticismo, Tailandia. Para los amigos, depende. Si eres montañero o amante de la naturaleza, Nepal; si lo que quieres es pasártelo bien, México, y si te quieres echar unas buenas risas y no le temes a nada, China es el lugar.


Y con esto concluimos el primer especial "post-viaje". Aunque no es tan divertido como otras entradas, esperamos que satisfaga parte de vuestra curiosidad.

Desde aquí, queremos darle las gracias a los que nos han envíado preguntas, porque son los verdaderos protagonistas de esta parte del blog: Elena Tieso, Fer, Sonia y Guillermo, Arantxa, Esther, Alba Hernández y mañico de nombre Juan (si hemos olvidado a alguien, decidnoslo para corregirlo y disculpadnos).

Un abrazo para tod@s. Seguimos trabajando en las siguientes entradas "especiales".

Jorge e Ingrid

lunes, 21 de febrero de 2011

Y colorín, colorado...

Este cuento no se ha acabado :) ya estamos en casa, sí, pero todavía quedan entradas de este blog, y además, estos meses viajando sólo han servido para alimentar el apetito de continuar. Cada día se nos ocurren nuevos destinos, y ya estamos planeando cuándo será el siguiente… Pero eso es harina de otro costal, ahora vamos a los últimos días de esta aventura :)

Llegamos a México DF el martes por la tarde, yo seguía fatigada por la falta de oxígeno (bueno, falta de oxígeno no, disminución de su presión parcial), sólo con ponerme de pie ya notaba que me faltaba el aire. Ay, qué sensación tan desagradable… Al día siguiente ya vino Abdiel a buscarnos al hotel, y empezamos la excursión. La Alameda, el palacio de Bellas Artes, el Zócalo, las ruinas del antiguo Tenochtitlán… la mañana cundió bastante. Para mí, lo más interesante fue lo de las ruinas, porque andaba preguntándome qué había pasado con todas las construcciones que había cuando llegó Hernán Cortés, aquellos edificios que comparaba con la Alhambra. Bien, pues no están, los destruyeron todos. Y hace unos cincuenta años, cuando iban a hacer unas obras, descubrieron los restos del que fue el edificio más importante de todos, el Templo Mayor.  En su día, era un edificio de unos 60 m de alto, construido a base de capas, por así decirlo. Es decir, primero hicieron una pirámide pequeñita, luego el siguiente emperador mexica consideraba que necesitaba una más grande, y hacía otra, pero cubriendo la primera. Y así hasta cinco veces. Como sólo quedan un par de metros de altura de los restos, lo curioso es que se ven perfectamente las distintas capas. La razón de hacerlo así, y no cambiar el edificio de lugar (que me parece más práctico, la verdad), es que su antiguo dios les dijo que tenían que aposentarse ahí donde vieran un águila encima de un cactus comiéndose una serpiente (de ahí, el emblema de México). Y así fue, a ver quién tenía huevos de mover el templo, jajaja… Que por cierto, esa es también la razón de que México DF esté sobre un terreno pantanoso y se hunda a razón de 8 cm cada año. 

Los policías, como es zona turística, iban disfrazados de mariachis, jijiji

El palacio de Bellas Artes

Maqueta de cómo era originariamente el templo, se pueden ver las distintas capas

Máscara hecha con una calavera real (falta la mitad de atrás, lógicamente). Los agujeritos son para poner un poco de pelo (estaban en todo, ¿eh?)

Los hemos bautizado como "Happy knifes" (cuchillos felices). Me hicieron mucha gracia :)

En fin, nosotros a lo nuestro. Después de una mañana tan dura nos fuimos a ver qué encontrábamos de comer, y nos encontramos con una comida corrida. Jeje, aparte de que el nombre sea gracioso o no, os cuento que es más o menos un menú del día, pero por dos euros. Normalmente, eliges entre una sopa o crema, luego entre arroz o pasta, y finalmente eliges un guiso, como llaman ellos, ya sea una hamburguesa con patatas, pollo con mole (un tipo de salsa), carne empanizada, pescado frito, tacos de pollo… Bueno y barato, que es lo importante.

Así sí que se hacen rápido las tortillas, ¿verdad?

Una vez recuperadas las fuerzas con esa comida (bueno, con la comida y con un McFlurry nuevo de McDonald’s que es súper chocolateado y súper azucarado), Abdiel nos llevó al castillo de Chapultepec, construido para ser palacio de verano. Lo bueno es que está situado sobre una colina, por lo que hay unas vistas buenísimas de la ciudad. Y además, desde la altura se aprecia mejor el paseo de la Reforma, que es una avenida que mandó hacer el emperador en su día para llegar directamente desde su casa y no dar vuelta. Qué grande, yo de mayor quiero ser emperatriz sólo para poder hacer cosas así.

Kit para batirse en duelos. Estos mejicanos sí que eran profesionales, jajaja...

Jorge es casi del mismo color que Abdiel, si es que tanto sol...

Qué bien le quedan las alas a este chico :)


Cada día a las seis de la tarde recogían la bandera con todos los honores

Y bueno, lo que no podía faltar en México era un museo del ¡¡TEQUILA!! Así que a última hora del día (no nos vamos a poner a beber tequilas a las cuatro de la tarde, queda feo…) nos acercamos a ver qué tal estaba. Ya a la entrada pintó bien: por tres euros, museo y degustación :) y lo demás ya no lo recuerdo, jajaja… No, es broma, no me emborraché tanto. El museo en sí era bastante pequeño, una única sala que explicaba cómo se hacía, cuáles eran las diferencias entre tequila y mezcal (que es parecido al tequila pero hecho con otro agave), y una exposición con botellas diferentes. Pero lo verdaderamente importante estaba en el bar de la azotea, donde nos dieron a probar tequila y mezcal, y luego pedimos una degustación de cuatro tipos diferentes de mezcal. Yo, que no bebo nunca, casi salgo cantando rancheras, jajaja… Pero estuvo muy bien, más o menos aprendí a distinguir los sabores, y el camarero era muy gracioso, cada vez que decía que aventáramos el aire por la nariz yo tenía que contener la risilla, jijii (y con el mezcal corriendo por mis venas, empezó a ser complicado…). 

Otra cosa no, pero variedad tienen...

Y además algunas botellas son muy originales :)

Preparándonos para la degustación

Jejeje, qué felices se les ve

Tenampa, donde cenamos
Cenando con unas cervecitas
 
Aquel día acabamos muertos, desde que nos vino a buscar Abdiel a las 10 de la mañana hasta las 9 de la noche sin descanso, pero al día siguiente no quedaba tiempo para descansar, estaban las ruinas de Teotihuacán a tiro de piedra y no nos las podíamos perder... Estas ruinas fueron también diferentes a las otras tres que ya habíamos visto de México, lo cual está bien porque así hemos ido variando. Básicamente constan de una Calzada de los muertos, la Pirámide del sol y la Pirámide de la luna. La parte negativa es que no había ni una sola sombra, era un secarral, y, aunque soplaba una brisilla, el lorenzo pegaba que no veas. De hecho, yo creo que a la calzada de los muertos, que tiene unos 2 km de longitud, la llamaban así porque conforme la iban recorriendo se iban quedando fritos en el suelo, jajaja… La pirámide del sol viene siendo como una pirámide normal y corriente, pero de 64 m, la segunda más alta de México. Lo malo es que a esta sí que se podía subir. ¡Jo! Yo hubiera preferido tener excusa para poder quedarme abajo, jajaja… Y eso que lo malo no era subir (aunque menudos escaloncicos, alguno me llegaba a la altura de la rodilla), sino bajar, que yo no hacía más que pensar en los 1500 que se habían matado en el Chichén Itzá, y eso que no era tan alto… Pero vamos, una vez arriba, las vistas merecieron la pena, y para ser sinceros, a la bajada había barandilla :P Eso sí, a la pirámide de la luna, aunque era más bajita (45 m) ya no busqué ni excusa, me quedé abajo directamente, mientras subían Jorge y Abdiel. 

Eso del fondo es la pirámide del sol
Pirámide del sol (dcha) y de la luna (al fondo). Si ampliais la foto veréis a la gente subiendo

Bajando. Madre mía, qué miedo

Subiendo (casi prefería bajar, por lo menos es más cómodo, jejeje)

Con la pirámide del sol detrás


Aquel día no dio para mucho más, porque como las ruinas están sólo a 20 km de la ciudad, quisimos ir a la exposición Bodies, que cerraba a las siete de la tarde. Pero ir en coche desde las ruinas, situadas al norte de la ciudad, hasta la exposición, en el sur (pero dentro de la misma ciudad, no os penséis…), nos costó algo más de dos horas y media, por culpa del tráfico :( y aunque llegamos con tiempo de sobra (desde mi humilde punto de vista), cerraron las taquillas a las cinco, y por diez minutos nos dimos el paseo en balde… En fin…
Y llegó nuestro último día de la aventura :) como estábamos en un hotelazo (por 30€ la noche, genial) nos permitimos el lujo de pasarnos la mañana con la calma en la habitación, haciéndonos la mochila por última vez, viendo la tele, desayunando tranquilamente… Vamos, eso que habitualmente no podíamos hacer. Una vez más, Abdiel vino a buscarnos y fuimos a lo último que nos quedaba de la ciudad: un museo de medicina (con fetos y todo), el mercado de artesanías y a comprar mezcal :) 

Quise comprarla de ese tamaño, pero no sabía si me dejarían subirla al avión :P

De ahí, al aeropuerto. Por fin, qué ganas teníamos… 115 días. Con sus 115 noches. Ha sido una aventura increíble, y gracias a Dios, a Buddha, a Shivá o a Quetzalcóatl no hemos tenido ningún problema más desde India. Ahora echamos la vista atrás y pensamos en todo lo que pudo haber salido mal, pero salió como esperábamos. Pensándolo fríamente nos podían haber robado o atracado, podríamos habernos hecho un esguince o algo peor, nos podían haber perdido las maletas… Pero no. Todo bien, con el susto del primer día parece que ya tuvimos bastante…

¡¡Por fin!! Con los billetes de Iberia en la mano para irnos derechitos a casa, ¡¡yuju!!

Muchas gracias por todo, Abdiel. Sabes que aquí siempre habrá una habitación para ti

Así que ya estamos en casa. La sensación de entrar al hogar después de tanto tiempo es indescriptible. Todo el camino de Madrid a Zaragoza nos parecía como si nos hubiéramos ido la semana pasada, pero al entrar en casa nos dimos cuenta de lo que la habíamos echado de menos, qué raro se hacía volver a estar entre estas cuatro paredes… Y ahora estoy en mi sofá escribiendo estas líneas, por fin. Me siento inmensamente feliz. Por lo vivido estos meses, por la experiencia ganada, por darme cuenta de que sólo con un hombre como Jorge podía ser posible esto, porque ha habido momentos muy duros, pero no hemos flaqueado, nos hemos apoyado el uno al otro, y aquí estamos, como el primer día. Por todo eso, ha valido la pena.

Bienvenidos a casa :) muchas, muchas gracias, nos hizo mucha ilusión :)

De momento os dejo, 1500 palabras en una entrada, nuevo récord, pero recordad que quedan al menos dos entradas más. A todos vosotros, muchas gracias por acompañarnos, ha sido un placer teneros de lectores.

Un abrazo muy fuerte
Ingrid

jueves, 17 de febrero de 2011

¡Ay, ay, ay, que esto se acaba...!

Antes de dejar el territorio maya y adentrarnos en el azteca, uno de estos últimos nos pilló (o más concretamente, me pilló) por sorpresa: Moctezuma, con su temible venganza.

Esto generó una entretenida tarde en el hostal que fue mitigada gracias a una auto inyección de primperán® que me tuve que poner mientras mi señora estaba ausente (porque si me ve banderillearme el culo, se desmaya, claro). Al día siguiente, gracias a los maravillosos cuidados de mi enfermera particular y a las drogas, la cosa mejoró y pudimos marcharnos a Veracruz tranquilamente. La convalecencia finalizó la noche siguiente tras “apretarnos” unas buenas hamburguesas con queso, champiñones y patatas, regadas con cerveza fresquita ¡qué bueno es ser tu propio médico a veces!

El camino a Veracruz supuso otro largo viaje en autobús, amenizado por las constantes paradas y registros por parte de los servicios de inmigración mexicanos. Al parecer, a pesar de ser una nación duramente castigada por los estadounidenses en el norte, se toman la revancha poniéndose aun más duros con los inmigrantes guatemaltecos del sur… Qué ironía ¿no?
El caso es que, cada dos por tres, nos paraban para revisar equipajes o pedir la documentación. Si no la tenías, te bajabas y allí te quedabas, como una pobre anciana que tuvo que "acompañarles" yno sabemos cómo terminó la cosa. La escena era curiosa.  El “oficial” subía al autobús con su gorra y su linterna de leds (que no jode ni nada cuando te apunta), escrutando la cara de la gente y preguntaba a quien quería lo que quería. Avanzaba sibilinamente mientras la gente, como en el colegio al pasar el profe, miraba hacia otro lado y no decía ni esta boca es mía. Como debemos de tener pinta de guatemaltecos, la linterna nos enfoco sin piedad mientras nos pedía la documentación. Enfoque a la cara, al pasaporte, otra vez a la cara y al pasaporte… ¿A qué os dedicáis? ¿Comorrr? ¿Qué pregunta es esa? ¿Espera que le contestemos que al contrabando o es puro cotilleo? En fin, contestamos que frutero y verdulera (no, es broma) y el mozo se marchó, permitiéndonos continuar hasta el siguiente control.
Y finalmente llegamos a Veracruz, ciudad costera famosa por su café (si, es cierto, damos fe), por su carnaval (segundo en importancia después del de Rio, al parecer) y por ser la primera ciudad que construimos los españoles y la última de la que nos echaron. El primer día no acompañó con el clima y visitamos la ciudad, que es bastante gris salvo la zona portuaria y el centro de la misma. A destacar un maravilloso museo naval donde, por el módico precio de dar los buenos días (vamos, que es gratis), puedes visitar una exposición de la historia marítima mexicana, desde los mayas, hasta la época actual, pasando por la guerra de la Independencia. Muy bien documentado y con maquetas de las batallas, resultó muy educativo, la verdad.
Banderas piratas

Una amigo me prestó su gorro

Saludando a otro amigo

Lámpara de fusiles

¡Ojo al torpedo!
Una cosa que nos sorprendió fue que, de la neutralidad con que trataban el tema de la conquista/invasión de México por los españoles, pasaban a sus heroicas gestas donde nos humillaron y nos dieron las del pulpo… ¡Eso es orgullo nacional!
Sin rencor. Las dos ondean juntas.

Al día siguiente, aprovechamos que salió el sol y nos fuimos a visitar las playas, incluyendo un paseo en barca hasta la isla de sacrificios y Cancuncito. La primera es una isla frente a la costa, donde los indígenas realizaban sus típicos rituales de matar vírgenes, arrancar corazones y cosas por el estilo para ofrendárselo a sus dioses. Actualmente, es una reserva natural que sólo se puede circunnavegar y que es el hogar del farero y su familia.
Isla de los Sacrificios

A pocos metros de la isla, se encuentra Cancuncito. Éste es un curioso fenómeno natural generado tras el paso de un huracán en el año 1988 que desplazó ingentes cantidades de arena hasta una zona de arrecifes. Al quedar sepultado el arrecife, la arena sobresale de la superficie, dejando una pequeña isla (como la de los chistes de náufragos), donde se puede parar a ver peces, estrellas de mar y demás.

Es pequeña, pero mola

La isla en hora punta




Paco Martínez Soria a su llegada a Veracruz (homenaje a los emigrantes españoles)

Sirenas
Y, tras despedirnos finalmente del Caribe, nos dirigimos a Puebla.  La Heroica Puebla de Zaragoza, Puebla de los Ángeles (por la cantidad de iglesias que dejaron allí nuestros curas) o, simplemente Puebla, es una ciudad muy cercana ya al distrito federal (México D.F.), por lo que, por desgracia, ya se puede masticar la contaminación presente en la capital. Para llegar, la carretera asciende desde la costa, hasta los más de 2100 metros de altitud, pasando junto al pico de Orizaba y el volcán Popocatépetl entre otras maravillas.
El pico Orizaba (a la derecha) visto desde el bus

Puebla es una ciudad bonita para pasear, con un Zócalo precioso abocando a la catedral que, personalmente, nos recordó mucho a nuestra Basílica. Además,  pudimos ver la casa donde vivió y murió Aquiles Serdán, protagonista del inicio de la Revolución Mexicana. Para terminar, subimos a uno de los fuertes de la ciudad para intentar ver la ciudad desde lo alto, con la imponente estampa del volcán haciéndole sombra pero, dada la contaminación, sólo se apreciaba esto
No, no es niebla, es mierda
¿A que molaría más así? (imagen de Google)

Como curiosidad, comentar que tuvimos  un pequeño problema de aclimatación a la altitud. Es curioso, porque ya habíamos pasado tres noches en San Cristóbal a 2100 metros, pero supongo que haber subido en unas horas desde el nivel del mar a 2200 metros, sumado a la contaminación propia de Puebla, hizo que los síntomas fueran más evidentes. La verdad es que fue cosa de unas horas, pero por la noche, Ingrid se despertó con algo de dificultad para respirar, sin poder dormirse nuevamente desde las 4 am y algo taquicárdica. Tras pasar el día algo zombi, por la tarde ya estaba perfectamente aclimatada y volvía a ser la de siempre.

Así que con Ingrid totalmente recuperada, nos hemos subido a nuestro último autobús mexicano para pasar los últimos días de nuestra aventura en otra mega urbe: México D.F. Allí nos espera Abdiel, un autóctono amigo de Ingrid para mostrarnos los secretos de esta inmensa ciudad.
Bueno, como esta entrada no tiene fotos bonitas o "jugosas", os dejo alguna muestra más de los carteles de por aquí
¿A que da confianza?

¿Y quien le dice que no a que le ponchen las llantas? ¡Y gratis!

Pues nada, como los patos

A ver si lo que estas bebiendo es sangría...

Esta mola. Las cosas claras.

Siiiii, claaaaro, tabaco...

¿Entro o no?

Con esa asertividad y el descomunal insulto, mejor que con una multa. Más eficaz.

De momento os dejo, que empieza El Chavo del Ocho y espero que esto no me lo censuren, porque cada vez que en una película sale una teta o similar, te eliminan la escena entera, aunque eso suponga no enterarte de la mitad de la peli. México es “asín”.

Paz y amor

Jorge

P.D. Por cierto, el blog no acaba con el viaje, que tenemos algunos “especiales” reservados para la vuelta. No os despistéis, que os esperan aun muchas sorpresas…